Si uno puede percibir el predominante definitivo de una tendencia anímica y ver cómo el ser humano ha recibido determinada herencia, determinada forma de vida para experimentarla desde un punto de vista particular, por causas que vienen de su pasado prenatal, anterior a la concepción, entonces se podrá educar con comprensión.
Caroline von Heydebrand «Los cuatro temperamentos. Cómo conocerlos y educarlos.
El estudio de los temperamentos tampoco persigue enmarcar a un niño en un temperamento concreto sino dar una imagen más amplia al educador de las fuerzas formativas y hereditarias que están conformando a ese ser. Con el conocimiento de los temperamentos podemos ayudar a niños y niñas y a nosotros mismos a comprender el por qué de nuestro física y forma de actuar. Es de mucha importancia encauzar al temperamento para que no llegue a gobernar nuestra vida y actuaciones. Y si eso se hace desde pequeños, tenemos mucho trozo del camino andad pero
¿Qué es el temperamento?
Aquí deberíamos remontarnos a la ciencia espiritual y a su búsqueda de conocimiento acerca de la entidad humana, no quedándose solamente en una visión materialista.
En palabras de Rudolf Steiner: la ciencia espiritual nos muestra en cambio que la entidad humana es algo muy complicado, pero si tratamos de entender esta naturaleza humana tan compleja, podremos llegar a ver al hombre individual bajo su verdadera luz. La ciencia espiritual ha de enseñarnos el núcleo mismo del hombre del cual lo que ven nuestros ojos y tocan nuestras manos es sólo la envoltura externa (…) Veremos entonces que en el gran espacio que media entre lo que se llama naturaleza humana y lo que percibimos en cada persona particular, existe algo que es igual para grupos humanos enteros y que son lo que llamamos temperamentos.
El temperamento es algo muy individual pero a la vez une a los hombres en grupos. Y nos habla de un núcleo íntimo del ser humano que es mucho más que el mero físico.
La ciencia espiritual también nos explica que si bien existe una línea hereditaria inevitable, es evidente que a la vez hay algo íntimo, espiritual y único que caracteriza a cada ser y que es fruto de vidas anteriores y totalmente independiente de la herencia de los antepasados. En cada familia, cada ser tiene unas características particulares y únicas que para nada vienen heredades de los antepasados. Es característica esa frase de: » No sé de dónde ha salido». Ese «algo» individual y único se expresa en el temperamento, es en él dónde podemos ver características de esa alma que habita un cuerpo físico. El temperamento estaría en el medio entre lo que traemos individualmente y todo lo que proviene de nuestra línea hereditaria. Es una forma de equilibrar lo eterno con lo perecedero.
De encarnaciones anteriores trae el núcleo de su ser, y lo envuelve con lo que le da la herencia.
Rudolf Steiner
¿Cuántos temperamentos hay?
Estaríamos hablando de cuatro temperamentos, regidos por los cuatro cuerpos que envuelven al hombre: físico, etéreo, astral y yo (haré un post pronto para hablar exclusivamente sobre los cuerpos).
De esta manera si uno es influenciado sobre todo por el cuerpo astral, se le atribuye el temperamento SANGUÍNEO.
Cuando predominan las leyes del cuerpo etéreo o vital, estamos ante un temperamento FLEMÁTICO.
Si predomina el cuerpo físico se forma un temperamento MELANCÓLICO
Cuando el Yo entra y domina con fuerza el cuerpo físico estaremos frente a un temperamento COLÉRICO.
¿Cómo lo aplicamos en pedagogía?
Puesto que cada ser humano no presenta un temperamento único si no que tiene uno predominante mezclado con otros, en pedagogía no trataremos de equilibrar y nivelar todos los temperamentos si no que después de una buena observación de cada ser, de lo que se trata es de conducirlos por el camino correcto. Cada temperamento presenta características únicas tanto físicas como de comportamiento.
Sabiendo todo esto, podremos aplicarlo. Sobre todo tiene que interesarnos cómo podemos usar el conocimiento de los temperamentos en la educación de los niños.
Se debe poner una atención muy especial en el tipo de temperamento. En los niños es realmente importante saber dirigir el temperamento que se está por desarrollar. Pero también más adelante será de mucho valor para la autoeducación del hombre. Quien quiera educarse a sí mismo, debe poner atención a lo que expresa su temperamento.
Rudolf Steiner
- El niño sanguíneo (es el temperamento característico de la infancia) salta de una actividad a otra, sin centrarse en ninguna. Es alegre, vivo, despierto…Se balancea, salta… Parece que no tiene interés en nada en concreto, pero lo tiene, sólo hay que observar y guiarlo sobre ese objeto de atracción.
El niño sanguíneo se equilibra con amor, necesita mucho más amor que cualquier otro temperamento. La misión del educador con el sanguíneo es que el niño aprenda a amarlo, hacerse merecedor de su cariño. - El niño colérico pisa con fuerza el suelo como si quisiera dejar marcados sus talones en el asfalto. Este temperamento requiere de mucha paciencia y autocontrol por parte de padres y educadores: su vehemencia y ataques de ira incontrolables, su fuerza física y a veces destructiva… La forma de equilibrar a un colérico se llama respeto y aprecio por una autoridad. Steiner decía que para el niño colérico debemos ser, en su sentido más alto, dignos de aprecio y respeto. Debe creer que el educador siempre sabe.
- El niño melancólico está totalmente predispuesto al dolor y a la tristeza. Le ayudaremos a equilibrar su temperamento si le mostramos aspectos de la vida externa que son de verdadero dolor. Ver un dolor, pesar externo justificado le distraerá del suyo propio, del que imagina más que real, la mayoría de las veces. El educador del melancólico deberá ganarse su confianza demostrándole que ha sido probado por la vida, que ha vivido en carne propia muchas adversidades. Sentir que el educador ha sufrido realmente.
- Es mucho más difícil lograr una influencia en el niño flemático. Es lento, tranquilo y vive básicamente para comer. Duerme larga y profundamente, no ha dado dificultades a su madre y habita fuertemente en su cuerpo físico lo que le lleva a colocarse más como observador que como participante. Decía Steiner que para la educación del flemático tenemos que recurrir a la influencia de su entorno, haciéndolo compartir los intereses de sus compañeros de juego para sacarlo de su letargo.
Si la naturaleza es artista y trabaja por impulsos artísticos, la ciencia debe llegar a ser artista también si desea en realidad conocer la naturaleza.
(…) tampoco se comprenderá la naturaleza del niño pequeño a menos que contemplemos su formación corporal con visión y con intuición artística.
Rudolf Steiner
Si os apetece profundizar más en el tema, estos dos libros de Rudolf Steiner y de su compañera Caroline von Heydebrand os encantarán:
- El misterio de los temperamentos, armonía y equilibrio de Rudolf Steiner. Editorial Antroposófica.
- Los cuatro temperamentos. Cómo conocerlos y educarlos de Caroline von Heydebrand. Editorial Pau de Damasc.
El post Los temperamentos ha aparecido por primera vez en Miss Red Cape
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