Los niños tienen una capacidad artística natural, que puede verse mermada e impedida por actividades inadecuadas. Esto suele producir frustración y convicciones como : » Yo no sé dibujar».
Rahima Baldwin Dancy
Y yo sería una de esas personas que ha afirmado siempre que no sabe dibujar. Pero la acuarela en los primeros años de vida no es un ejercicio de dibujo, es un ejercicio de color y el mundo de los colores nos relaciona directamente con nuestros estados de ánimo.
L@s niñ@s hasta los 7 años absorben el mundo con todo su ser y su cuerpo. La naturaleza está llena de color y éste llega a lo más profundo de nuestra alma, tengamos la edad que tengamos: un rojo atardecer, los anaranjados colores otoñales, un campo lleno de flores en primavera…. Son experiencias que van más allá de lo puramente físico y visual: sentimos relajación, emoción, conexión…
El color sumado a la naturaleza acuosa en la que vive el niño, hacen del ejercicio de la acuarela una experiencia riquísima para su ser. La acuarela contiene en sí toda la viveza del color y toda la movilidad del agua, el niño, aún en proceso de encarnación no vive en un plano lineal como el dibujo, sino que vive en una atmósfera de ensoñación dónde los límites están aún desdibujados y eso lo refleja perfectamente la acuarela en el papel.
Una madera grande que sostenga una hoja de papel grande también, un pincel gordo y plano y los tres colores primarios permitirán al niñ@ expandirse con todo su ser encima de la hoja, la hoja la mojaremos por los dos lados con una esponja húmeda, de esta forma el papel presenta también una superficie ondulante y en movimiento que «responde fielmente a la naturaleza suave, inacabada y en proceso de crecimiento de l@s niñ@s» como dice Rauld Russell . En el agua se pierde el elemento pesante de la Tierra. Si, como adultos, les acompañamos disfrutando del color con ellos, se convierte en una experiencia relajante y vivificante a la vez. A mi personalmente, la acuarela me ha reconciliado con la pintura y el dibujo y disfruto muchísimo con ella y pintando junto a mi hija, sin objetivo, sin nada que dibujar que se parezca a la realidad, simplemente disfrutando del color. Y puedo afirmar que el resultado siempre es bello porqué el color es bello en si mismo de la misma forma que la naturaleza es bella en todas sus formas.
De esta forma, la pintura pasa a ser una experiencia viva y emocionante y no una lección en la que hay que adaptarse a un esquema y dar un resultado, como por ejemplo: «hoy vamos a pintar todos un perro y luego lo expondremos en el pasillo» (y los demás van a juzgarlo). Estar continuamente sobreexpuesto a la espera de una evaluación externa a edades tan tempranas puede crear frustración, ansiedad y baja autoestima por no llegar a lo que «se espera de nosotros».
De la misma forma, daremos a nuestr@s pequeñ@s los colores primarios por separado de manera que en edades muy tempranas puedan experimentar cada día con un solo color e ir añadiendo los otros dos poco a poco. El/la niñ@ podrá verse inmerso profundamente en la pura experiencia del color y qué gran sorpresa cuando POR SI MISM@ descubra que cuando los colores «se encuentran» crean nuevos colores. Este descubrimiento por ell@s mism@s les llena de entusiasmo, autoestima y libertad.
En la vivencia de las combinaciones cromáticas, esta sensibilización para lo cualitativo de cada color, es lo principal durante los primeros tres años: el niño ha de aprender a sentir la dignidad del rojo, la mansedumbre del azul, la hilaridad del amarillo, porque todo esto alimenta y fortalece el alma, que se sensibiliza captando la riqueza que le susurra a través de los colores.
El primer Septenio
Os transmito un precioso ejercicio para realizar con niñ@s de 6, 7 años, en el que les vas contando una historia relacionada con el color y ellos van pintando siguiendo las indicaciones. Pongo las indicaciones en resumen pero cada uno puede inventar la historia que quiera adaptándola a su imaginación y forma de ser de l@s pequeñ@s:
Pimera la hoja se llena de la maravillosa luz del sol (pintan toda la hoja de amarillo) . Cuando la luz del sol se junta con el azul del agua la hierba brota en el suelo (pintan la parte de abajo de la hoja de azul y se convierte en verde) . De la verde hierba al mezclarse con el rojo de la sangre nace una semilla dentro de la tierra (el verde con el rojo crea el marrón) y de esa semilla crece un árbol, cada uno el suyo ( si vas subiendo desde la semilla hasta arriba con el pincel, se va creando el tronco marrón de un árbol). De ese árbol, de nuevo, la luz del sol junto con el azul del agua, nacen hojas de las ramas de color verde.
Con las mismas indicaciones, cada árbol es totalmente distinto al otro, como cada alma y ser humano. Es un ejercicio precioso para realizar en grupo.
Sólo en el reino del arte, que brota del impulso que en ella subyace, a saber, del impulso de juego, el hombre se convierte en ser libre.
Schiller
Muchas personas me preguntan por qué pintamos con acuarelas y qué sentido tienen, por eso quería hacer este breve resumen de lo que creo que significa el ejercicio con ellas. Para quién esté interesado y quiera más información, en estos libros, sin olvidar el libro del que nace toda esta teoría: LA TEORÍA DE LOS COLORES de Goethe , obra en la que se sustentó Steiner para todas enseñanzas y teorías sobre el color, podréis encontrar explicación más extensa sobre ellos. Los tres son una auténtica maravilla.
El color es para la vida espiritual lo que el aire, el agua y la comida son para la vida física. Estos últimos nutren nuestros cuerpos, el color nutre el alma y el espíritu.
Rahima Baldwin Dancy
¿Usáis la acuarela en vuestro día a día con vuestr@s hij@s? ¿Conocíais su uso?
¡Gracias por pasaros y dejar vuestros comentarios!
El post La Acuarela ha aparecido por primera vez en Miss Red Cape