Que se lo pregunten a Violette. Ayer la echaron, a ella sí, a ella, de un Cuentacuentos en una Biblioteca Pública, por no tener la edad. Y no la echó el personal de la biblioteca no, fue la cuentacuentos la que le dijo: tú no puedes estar aquí. A una niña de dos años, sentada en un bloque después de la alfombra, junto a su madre, para no molestar a los niños más mayores, emocionada porqué le encantan los cuentacuentos. Ella sabe que en la biblioteca hay que estar callado y de hecho, muchas veces manda a callar a los demás niños mayores e incluso madres. Les hace: ¡ssshhh! casi con el dedo metido en el ojo.
La cuentista en cuestión nos dijo que no podía estar allí y al decirle que hiciera una excepción como se hace en todos los demás sitios a los que hemos ido, se negó en rotundo, nos echó a las dos y añadió: –Cuando tenga 3 o 4 años podrá venir. .- ¿Contigo? ¡Ni lo sueñes! ¿Con alguien que trabaja con niños y no tiene la dosis mínima de sensibilidad como para dejar que una niña de dos años se quede sentada en silencio al fondo?
Violette no entendía nada pero al final al ver que yo no le daba más importancia (externamente, mi Whatsapp sacaba humo) , se olvidó (o no, a ver si quiere repetir) y fuimos a un parque a merendar y a otras cosas. Luego me enteré, por otras madres amigas mías que esta señora no es la primera vez que hace esto, de hecho tiene malísima fama.
Los dos años son como los cuarenta para las actrices. Una etapa en la que eres invisible. Las actividades públicas empiezan a los 3, en los parques empiezas a poder acceder a las cosas pero la mayoría aún son demasiado altas para ti, o difíciles o llenas de «mayores» que te empujan (encima que ellos pueden ir a los Cuentacuentos, ¡qué desconsiderados! ;-P ). No eres un bebé, tampoco has empezado el cole de «mayores», muchos ni han ido al de «pequeños». Una etapa en la que necesitas a tu madre pero también te quieres despegar de ella, pero no tanto como para quedarte sólo en un sitio que no conoces.
Buscas y buscas y todo lo que hay subvencionado (hablo de mi ciudad por supuesto) es a partir de 3 años. Y menos de ahí, hay que pagar.
A los dos años, estás difuminado, aún no se te considera una persona, aún eres ese ente pegado a tu madre, no eres «de verdad» y es evidente que las personas que opinan así, aún no son capaces de verte, de enfocarte. Y yo por supuesto, a este tipo de personas, no puedo ni verlas.
El post ¿Y qué pasa si tengo dos años? ha aparecido por primera vez en Miss Red Cape