Y hoy, con la vuelta al cole, me pongo un poco nostálgica y me acuerdo de este baño espontáneo al atardecer, me acuerdo de cómo crecen los niños en verano. Crecen porque juegan, porque viven, porque experimentan la vida tal y cómo es realmente y no a través de los libros. Y estos días que estoy a la vez atendiendo el teléfono para las inscripciones del nuevo curso de la escuela, quiero hacer una pequeña reflexión: todas aquellas horas que dedican a los treinta mil extraescolares que les estáis imponiendo y que les quitáis de jugar, algún día tendrán que recuperarlas. Porqué sí: sabrán inglés, matemáticas, hípica, música y quizás chino, Gracias a eso tendrán a lo mejor «buenos» trabajos y ganarán mucho dinero. Eso no significa nada. La mayoría tomarán pastillas para dormir y para la ansiedad, muchos otros desearán tener tiempo para sí mismos, tiempo para hacer nada, ese tiempo que ni siquiera habrán tenido en su infancia ya que ya se estaban preparando para lo que venía, la mayoría no sabrán relacionarse entre sí ni con el entorno. No olvidéis que son niños, no les hagáis aquello que no queréis para vosotros y sobretodo no os olvidéis que no hay dinero que pueda pagar un baño espontáneo al atardecer, una sonrisa en un columpio, las horas de aburrimiento observando insectos o tumbado en una hamaca y eso hay una edad para aprender a hacerlo, y es ahora. Es en el juego y en el presente, en la emoción dónde se harán más listos, inteligentes, presentes y sobretodo felices. No hagamos que el stress pase de generación en generación. Si tu vida es estresante, no la quieras igual para tu hijo, haz algo para cambiarla, aprende a vivir con menos y a sonreír más. La vida no se programa, se vive.
No olvidéis que «cuesta mucho crecer hasta convertirse en un niño», no les robemos este aprendizaje.
El post Espontáneo ha aparecido por primera vez en Miss Red Cape