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Esta semana pienso en la dificultad de las relaciones humanas y lo absurdos que somos. Llenos de corazas, de capas y capas, igual que una cebolla, que impiden que nos conozcan, conocer y dejarnos conocer. Conozco a muy pocas personas auténticas, pero las conozco, y son grandes amigos. No son siempre felices, o desgraciados, por eso son auténticos. Son los que son: con sus quebraderos de cabeza, dudas, temores pero los diferencia del resto de conocidos una enorme creatividad, un gran sentido del humor, la bondad y esa angustia existencial que caracteriza a los que viven en el mundo pero no pertenecen a «este» mundo. Al resto de personas que he conocido, en el momento crucial, en el momento de intimar, cuando ha habido de quitarse la máscara, la vida  «nos ha», o «los ha» alejado de mi. 

Lo curioso de mis amigos es que, compartiendo todos estas características que he mencionado antes, son absolutamente distintos entre sí, incluso algunos tienen trabajos corrientes aunque paralelamente necesitan desarrollar algún trabajo creativo: escritura, pintura, fotografía, costura…pero cuando estoy con ellos, vibro, vibro a un nivel elevado…La mente se despeja, ríes y se van las nubes, terminas un encuentro con un montón de ideas creativas en la cabeza o simplemente, te sientes relajado y en paz. No te has fijado en qué llevan puesto, si se habían peinado o si les había salido un grano.

No hay que hacer nada, sólo estar, pero existe un lenguaje común, un lugar común en el que poderse relajar.

Creo que les pasa lo mismo a nuestros alumnos en la escuela. Con los años me he dado cuenta (me di cuenta el primer día que di clase), que los niños detestan la falta de autenticidad y la desenmascaran de inmediato. Pero, si eres tú mismo, con tus dudas, temores, sentido del humor y sobretodo, empatía…encontrarás ese lugar común con ellos dónde ambos creceréis y disfrutaréis.

Y por supuesto, lo mismo pasa con los animales. Cualquier ser que es capaz de ver más allá de lo físico, cualquier ser que es capaz de hablar y relacionarse desde el alma, espera siempre del otro lo mismo.

No hay que tener miedo en ser uno mismo y sobretodo, eso no significa tener que estar siempre feliz, así que…Sé tu mismo.