Me encanta el inicio de la película Amélie, es como si lo hubiese escrito yo misma: a Amélie no le gusta bla bla bla, a tal persona… y va relatando esas cosas tan sencillas del día a día a las que no prestamos importancia pero que al fin y al cabo definen a quienes tenemos alrededor, más que lo que ellos nos digan con palabras, nos relacionamos más con lo que no decimos que con lo que hablamos. Ya me estoy enrrollando A lo que iba, el otro día cuando salimos a pasear y aprovechamos para sacar estas fotos, había un viento huracanado horrible y pensé: A Malka no le gusta el viento. Le gusta el sol, el sol debajo de una sombrilla, el reflejo del sol entre los árboles, el sol entrando por las ventanas de casa, el sol de invierno, el sol de última hora de la tarde en verano; la lluvia, la lluvia en los árboles, las gotas en los arbustos, la lluvia golpeando contra las ventanas de casa, la lluvia mientras paseo con mis botas de agua y bajo mi paraguas, la lluvia mientras conduzco. No me gusta el viento: no me gusta ni cuando me sopla de cara y mucho menos cuando me da en el cogote, cuando se me mete en los ojos y me seca las lentillas e irrita los labios, no me gusta el viento cuando ha nevado y la nieve se convierte en hielo y el viento te manda todo el hielo a la cara, helado, cortador como un cuchillo. No me gusta el viento, me pone de mal humor, me molesta y ya que, como dice mi amigo el astrólogo del que ya os he hablado, soy más de fuego que de tierra, el viento hace propagar el fuego y eso es una mezcla…explosiva.
Ya está. No me gusta el viento. Y punto.
Sombrero: Kling
Camisa: Modcloth
Calcetines: Calzedonia
Bailarinas: Fun & Basics
Pantalones: River Island (via Asos)