No sé si podría expresar con palabras lo que ha significado el 2013 para mi. Y muchos pensarán que me refiero a la tremenda emoción que es tener un hij@, pero no, siento tener que ser políticamente incorrecta y afirmar que el año 2013 ha sido uno de los más duros de mi vida. Y no digo horroroso porqué, evidentemente, tener a Violette anula todo sentimiento negativo anterior, aunque cabe añadir que quién diga que es maravilloso y fácil al principio, miente. Como un/a bellac@. ¿No existe una tortura que es no dejar dormir? Creo que ahí está la clave de todo: no dormir, no descansar…buf…pierdes toda racionalidad.
Estos días de Navidad están siendo agotadores, y por primera vez en mucho tiempo, maravillosos. Eso sí, y ahora más que nunca, como cada año, celebraré las diez campanadas, y si pueden ser las nueve mejor, que me muero del sueño… Pero despido el 2013 como el año en el que más he aprendido, de todo y sobre todo. Como el que más he crecido, disfrutado, creado, llorado, sido feliz y desgraciada pero sobretodo como el año en el que «me hice mayor», aunque aún no tengo muy claro eso de «qué quiero ser». Nos vemos a la vuelta de la esquina.
¡Feliz 2014!
Absolutament genial!!! Molt bon any princesa!
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