No se sabe lo que es el amor hasta que no se ha amado un animal. Ahora lo extendería a: hasta que no se ha tenido un hij@, pero aún así, mi historia con los perros, mi relación de amor, respeto y fascinación por ellos, viene de muy lejos, de antes de nacer, empezando por mi nombre. Mi historia y la de ellos va ligada a un monje, a un ermitaño que vivía en Montserrat, íntimo del Dalai Lama, que me vio nacer, crecer, me bautizó, casó a mis padres y murió el día de Navidad en el que yo conocía a Jordi.
El Padre Basili, que así se llamaba el ermitaño, tenía una perra llamada Lloba (igual que la mía) que en el año de la mujer, creo que por allá 1977, tuvo una camada de diez hembras, una de ellas se llamaba Malka (como yo). Así que Lloba fue la mamá de Malka. Un joven escalador, mi padre, que visitaba con frecuencia a Basili y escalaba por las montañas de Montserrat dónde él vivía, le regaló a mi madre una de las hermanas de Malka, Artemisa, que tenía quince días y no había abierto los ojos. Lo primero que hizo al abrirlos fue ver a mi mamá y a mi abuela, así que siempre se creyó una persona y se comportaba como tal. Artemisa da para un post entero, y lo va a tener. Artemisa nos crió a mi hermano y a mi, de tal manera que cuando mi madre contrató a una canguro, mi hermano le dijo:
– ¿por qué? ¡si ya tenemos a Artemisa!
La muerte de Artemisa nos sumió a todos en una depresión terrible. Fue en ese momento cuando mi madre decidió que en casa siempre habría mínimo dos perros: si faltaba uno, quedaba el otro. Y así fue…
Mi vida ha estado siempre ligada a la de un perro, siempre. No hay etapa de mi vida en la que no haya contado con tal incondicional compañía: Artemisa me crió y me reñía, Suivy fue mi compañero de fatigas y aventuras de la infancia, Casper me acompañó durante toda mi adolescencia y años de universidad, Lloba es la primera perrita junto con Jordi, nuestra primera «hija», Phoebe es la casa en el pueblo y el inicio de la vida aquí…¿Y Violette? ¿Qué tendrá que ver Violette con un perro? Pensaba que nada hasta que mi madre me llamó un día y me dijo: – No has caído en una cosa: Lloba era la madre de Artemisa y Malka. Pero cuando Lloba murió quién acompañó a Basili en los últimos años fue Violeta. A la que él llamaba diciendo:
– ¡Violeta Violeta!
Todos los círculos terminan cerrándose. El mío siempre acompañado de tan maravilloso animal.
Camisa: Modcloth
Zapatos: DiKsi
Pantalones: Zara
Jersey: Massimo Dutti