26 de Julio. 36 semanas de embarazo.
En el diario de cualquier persona hay días de todo, no sé si en el de una embarazada aún más, yo de normal siempre he sido muy cambiante y variable. Pero recuerdo este día porqué me levanté mal, muerta del calor y medio mocosa por la corriente de aire de la ventana abierta. Los mosquitos me habían acribillado, el día anterior el termómetro había marcado 36 grados y ese día también. Pasé mala noche por el calor y por no encontrar la postura, tenía hasta miedo de haberle hecho daño a la niña, aplastado un pie o algo peor. Me dolía la tripa, la física, no el estómago, llena de picaduras, el calor, me sentía gorda, con los pies hinchados y a punto de estallar. Pensé: ¿volveré a ser la de antes? nunca había tenido ese pensamiento hasta ese día…¡Ay! todo eran agobios y ganas de llorar.
¿Remedio? ducha, lavado de cara y de pelo y a pasear a las perras al caer el sol. A veces, contra lo que no se puede luchar es mejor acompañarlo con todo el amor del mundo.. Ese día no era ideal ni para socializar ni para exigirme nada, mejor dejarlo pasar.
Nada cambió en realidad, sólo que el contacto con la naturaleza siempre ha sido mi mejor catalizador y sanador. Regresé a casa como nueva… Y esa noche dormí mejor…
Porque un mal día lo tiene cualquiera…
Llevo camiseta de H&M Maternity, pantalones de Zara y zapatillas de Superga edición House of Holland.