Para mi, los mejores momentos de la vida son aquellos en los que puedes compartir con «tu gente» todo lo que tienes, ya sea una barbacoa en la terraza, la piscina, una cervecita a la noche, una visita esporádica con café y charla incluida. Y aquí es lo que más echo de menos, la falta de espontaneidad para este tipo de «citas»: «oye que me acerco a tu casa que me apetece charlar un rato», «¿te animas a un café?», «¿nos vamos de compras?»… Por eso cuando hoy recibo un mensaje que dice: «estoy de regreso de Francia a Barcelona y hemos pensado en parar a comer en Pamplona, ver qué es esto de los San Fermines y darte un abrazo», ha sido una alegría enorme. Hemos estado con Mercedes, Juanca y Fermín dando una vuelta por la Plaza del Castillo, Estafeta…con helado incluido porqué el calor era terrible, pero esta visita breve, esporádica me ha hecho feliz. ¡Qué bonitas son las cosas bonitas cuando no las esperas!