Y todos salimos a la calle a jugar, ponerle nuestra mejor sonrisa, la mejilla, la mesa, el jardín, un pollo asado, buena música…Y nos dimos cuenta que hace falta muy poco para sentirse muy bien y que la riqueza es de espíritu y no de cartera. Hasta nos sentimos un poco culpables de estar tan agusto, pero sólo un poco…Un día salió el sol, pero eso, fue sólo un día.
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