Llegada a casa después de una semana en nuestra tierra, como si hubiésemos estado en otra galaxia paralela. Creo que nunca en mi vida había desconectado tanto. Ha sido perfecto. Encuentros con todo el mundo que quería ver y todos aquellos que me pasaban por la cabeza me los cruzaba por la calle.
La cruda realidad es que la llegada a Pamplona nos recibió con una preciosa mañana soleada…¡Qué alegría! a pesar de todo parece que la primavera también llegará algún día a Pamplona…Ehem… Si seguimos descendiendo vemos cómo hemos amanecido hoy, cubiertos de nieve…No tengo palabras… Es una especie de invierno de penitencia…
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