Yo escribo para quién me quiera leer y opino en general, no hablo ni pienso en casos concretos y si lo hago, me preocupo mucho de dirigirme a esa persona en concreto y hacérselo saber. Muchas veces, el bloqueo de las personas que queremos escribir pasa por eso: si escribo y saco cosas a la luz…¿dejarán de quererme?. Pero cierto es que el arte saca las cosas a la luz, les quita el polvo a los tabúes y secretos y refleja realidades tanto personales como generales.
Ayer, hablaba en general, como mera observadora, y lo particular y concreto quién fuese ya sabía que le iba dirigido, pues ya le avisé que escribiría sobre eso.
Lo curioso del caso es que muchas personas se han sentido aludidas o han pensado en seres cercanos. Remarco que no es así, pero me sorprende como una observación general apunta a tantas cosas, personas o hechos concretos…todos tenemos partes de nosotros que merecen ser revisadas, yo la primera, y lo procuro.
Me he lanzado a escribir lo que opino, lo seguiré haciendo, pero hablo en general, sobretodo por mi contacto con centenares de niños diferentes y familias diferentes, nunca me atrevería a hablar de ningún caso en concreto.
Hoy venía la segunda parte de mi artículo, para mí la resolución del conflicto anterior. Un método tradicional y milenario que tiene certificado su funcionamiento gracias al paso de los años. Yo, he empezado a aplicarlo y juro que funciona.
Esta bien darle un toque de humor. No creo que haya una generación traumada por «la chancla» al contrario, todos nos hemos reído de mayores al recordar esos momentos y es tiempo de volver a los orígenes en muchas cosas: la dieta paleo, el colecho, el amamantar, el material didáctico montessori, el estilo vintage, el rollo retro, las vespas antiguas… y la chancla (jajaja) un cachete a tiempo como dice mi madre.
Muy buena reflexión.
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Totalmente, yo creo firmemente en el método: «no me no me, que te que te…», captábamos perfectamente el mensaje y sin ningún tipo de trauma.
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