Vómitos, náuseas, aversión a cualquier tipo de olor, sobretodo al de mis queridas perras y gata moribunda (eso de moribunda…lo estoy más yo que ella, aunque su olor indique lo contrario 😦 ). Y aún así, comprender que no estás enfermo y que forma parte de un proceso más amplio, incomprensible a menudo por la diminuta y estrecha mente humana.
Aquellas madres, con todo mi respeto, que dicen: «- yo no me enteré de nada», me gustaría saber de qué cosas se «enteran» en su vida diaria, cuando no están embarazadas.
El embarazo para mi ha supuesto, está suponiendo, y no sé qué me depara hoy mismo dentro de una hora: una alegría inmensa, una crisis, un terrible desesperación, ansiedad, miedos, ilusiones, abrir las compuertas a todo un pasado que parecía bien ordenado y guardado en su correspondiente estantería. Abrir las compuertas a un inconsciente con cosas pendientes aún por trabajar. Cansancio, tristeza, insomnio, energía desbordante, creatividad incontrolable. Te quiero, te odio, quiero comer fresas, ahora las aborrezco…
Observar la tierra en ti, la parte básica, instintiva y animal. Intentar que la naturaleza siga su curso sin intervenir, sin controlar lo que no se puede controlar…¡Qué difícil!
Observar el mundo y pensar: Nunca es el mejor momento para tener un hijo pero…francamente…Sí puedo decir que este es el peor…
Dejar de definirte por lo que todo el mundo te define: no me he teñido en tres meses, no me he vestido más que con chándal en tres meses…¿me ha importado? ni una pizca. Soy tantas cosas aparte de eso…
Querer crecer, ayudar a crecer, crecer conjuntamente, querer quererte, querer sentirte…Querer que llegue la primavera y notar rayos de sol en mi cara y en mi tripa, querer que observemos juntos los cerezos en flor y demos largos paseos…Querer que pase cada día y sigas ahí.
Mañana, día de los Enamorados, 12 semanas, por fin….Mañana es nuestro día de suerte.