Ayer nos estrenamos como escuela. Fue una actuación muy esperada. Los chicos pisaban por primera vez el escenario como G&G y el público veía por primera vez qué era lo que se estaba cociendo dentro de esa nueva y misteriosa escuela. El evento fue a favor de la Sociedad Protectora de Animales y Plantas de Navarra.
Tengo que decir que, a lo largo de los muchos años que llevo dando clases de danza, nunca me suelo emocionar en exceso en los festivales. Al trabajar en otras escuelas, con otra gente, marcada por unas normas o una temática, el festival es eso que significa que se ha acabado el curso y llegan las vacaciones, es decir, descanso. Es más bien un alivio.
La emoción que llegué a sentir ayer, las lágrimas que lloré, fueron increíbles. Veinticinco personas en el escenario, de edades absolutamente distintas, bailando juntas, a la vez, perfectas con la música, perfectos en los cambios de posiciones, perfectos en las entradas y salidas.
Pusieron al público en pie, pues no se lo esperaban. Es lo que tiene el trabajo silencioso pero efectivo.
Estoy orgullosísima de mis alumnos, de su esfuerzo, de su saber estar en el rato de espera, de su ya profesionalidad.
Espero que esto sea sólo el principio de una gran historia de «amor»y danza…
Y ahora….a por el festival, con más ganas y motivación que nunca.
¡Buenos días!
¡¡¡LET’S GROOVE!!